Europa y la pesca
Las decisiones tomadas a nivel europeo afectan en cascada hasta condicionar una actividad tan local y particular como es la pesca. Es fundamental conocer de primera mano las pautas que se toman desde la Política Común Pesquera (PPC) ya que en ella se definen límites de capturas (TAC anuales), acuerdos con países internacionales, normas técnicas (tallas mínimas, artes selectivas, etc), planes plurianuales de recuperación de especies, etc siempre basándose en dictámenes tomados por Organismos Científicos Consultivos (Comité Científico, Técnico y Económico de Pesca (CCTEP) Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) y Comisión General de Pesca para el Mediterráneo (CGPM)).
El resultado de esta política se materializa en diversos Reglamentos, de aplicación directa, y Directivas, que posteriormente se traspone a la normativa interna de cada estado miembro mediante la aprobación de instrumentos normativos, que lo que pretenden es garantizar que la pesca y la acuicultura sean sostenibles desde el punto de vista medioambiental, económico y social, y ofrezcan a los ciudadanos de la UE una fuente de alimentación buena para la salud. Su finalidad es dinamizar el sector pesquero y asegurar un nivel de vida justo para las comunidades pesqueras.
La explotación de los recursos marinos tiene una gran tradición en España. Las aguas nacionales, definidas como las que discurren desde la costa hasta la línea exterior de 200 millas náuticas, que delimita la Zona Económica Exclusiva (ZEE), constituyen el Caladero Nacional. En el Caladero Nacional faena la mayor parte de la flota pesquera española en cuatro zonas pesqueras diferenciadas: Cantábrico-Noroeste, Golfo de Cádiz, Canarias y Mediterráneo. Se trata de flota de bajura, cuyos buques se encuentran en Censos que les posibilita faenar en zonas determinadas del Caladero y con artes o aparejos específicos, si bien existe un elevado número de unidades pesqueras de carácter artesanal.